Por Jorge Tartaglione
Médico cardiólogo. Presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
Se ha conmemorado el Día Mundial del Corazón y como todos los años la Fundación Cardiológica Argentina ha adherido a la iniciativa que impulsa la Federación Mundial del Corazón (WHF) para concientizar sobre la importancia que tiene tener un corazón sano.
Puntualmente, el lema de esta edición es #HéroesDelCorazón para que todos podamos ser aquellos que impulsemos el cambio y nos motivemos, y a los demás, a comprometernos con su cuidado.
Cada año mueren 17,9 millones de personas en todo el mundo por enfermedades cardiovasculares, incluida la enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular. Esto se debe a múltiples causas: el colesterol elevado, la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y el estrés (un factor que nos viene impactando fuertemente a los argentinos y sobre el que tenemos que actuar rápidamente).
Controlar los factores de riesgo cardiovascular, a partir de los chequeos médicos periódicos, e implementar hábitos de vida cada vez más saludables -basados en la práctica regular de actividad física, una alimentación equilibrada y variada, no fumar, disminuir el consumo de sal y sobre todo el nivel de estrés diario-, son las estrategias más eficaces para prevenir el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
Quinto factor de riesgo
En Argentina, el estrés psicosocial es el quinto factor de riesgo cardiovascular más influyente, ocupando el tercer puesto a nivel mundial. Hoy en día, nos vemos atravesados por un sinnúmero de situaciones que nos estresan; algunas físicas como la inseguridad, el maltrato físico, el bullying, pero también existen otras no físicas como la sobreexigencia laboral, las presiones en el trabajo, la situación económica, la soledad, la discriminación, el aislamiento, incluso el hecho de no tener trabajo.
Por eso, y para revertir estas desalentadoras tendencias, es fundamental que tanto la comunidad médica como la población en general podamos tomar esta iniciativa que se propone para el Día Mundial del Corazón y que nos sumemos a hacer una promesa para tener un corazón sano. Un compromiso que todos podamos asumir por nuestra salud, la de nuestra comunidad y la de todo el mundo.
Con esto nos referimos a adoptar pequeñas conductas diarias que marquen una gran diferencia: comer de manera más saludable, hacer más ejercicio y dejar de fumar. Estos hábitos multiplicados por millones son los que nos van a permitir alcanzar un mundo con más y mejor calidad de vida, con más y mejores corazones.
Si nos enfocamos en hacer estos cambios por nuestro bien, porque nos preocupan los demás, y logramos inspirar para que otros puedan hacerlo, habremos logrado nuestro cometido.